Yamas

Y   a   m   a   s

MahaYogaEquilibrio

El fundamento del Yoga, como de toda espiritualidad auténtica, es una ética universal. La primera rama de Patanjali, por lo tanto, no es la postura ni la meditación, pero si la disciplina moral (yama). Esa práctica comprende 5 grandes obligaciones.

Juntas, ellas constituyen el gran voto (maha-vrata), que de acuerdo con el Yoga-Sutra, debe ser puesto en práctica independientemente de lugar, tiempo, circunstancia y de la posición social de la persona. La integridad moral es un pre-requisito esencial de la práctica bien-sucedida del Yoga.

Los 5 Yamas

El más fundamental de todos los preceptos morales es la no-violencia. La palabra ahimsa es traducida muchas veces por «no-matar». Ahimsa, en la verdad, es la no-violencia en pensamientos y acciones. Es la raíz de todas las otras normas morales.

La veracidad, o satya, es muchas veces exaltada en la literatura ética yogui. El Mahanirvâna-Tantra, por ejemplo, nos dice:

No hay más excelente virtud que la veracidad ni pecado mayor que la mentira. Por lo tanto, el hombre debe buscar refugio en la veracidad con todo su corazón.

La veracidad es la forma del supremo Absoluto (brahman). La veracidad, es sin duda alguna, la mejor de las ascesis. Todos los actos deben tener por fundamento la veracidad.

No-robar, o asteya, conectase de cerca con la no-violencia, una vez que el acto de apropiarse de cosas de valor sin la autorización del propietario es una violencia en contra de la persona de quien esas cosas son robadas.

La castidad, o brahmacarya, es un elemento central de la mayor parte de las tradiciones espirituales del mundo, aunque sea interpretada de maneras diversas. En el Yoga Clásico, es definida, bajo el aspecto ascético, como la abstención de toda actividad sexual, por obras, pensamientos y palabras.

Algunas obras tradicionales, como el Darshana-Upanishad, ablandan un poco la exigencias para los yoguis casados. Además veremos que en la tradición medieval del Tantrismo desarrollase la tendencia de encarar el sexo como algo positivo, lo que revolucionó tanto el Hinduismo como el Budismo.

Bajo el aspecto más general, se piensa que la estimulación sexual interrumpe u obstaculiza la aspiración hacia la iluminación o liberación, en la medida que alimenta el deseo de experiencias sensoriales y en la mayoría de las veces la pérdida de energía vital.

La no-codicia, o aparigraha, es definido como el hábito de no aceptar regalos, pues ellos tienden a generar apego y el miedo de la pérdida. Así, los yoguis son encorajados a cultivar la simplicidad voluntaria. El exceso de bienes materiales solamente sirven para distraer la mente. La renuncia es un aspecto esencial del estilo de vida yogui.

Yamas

MahaYogaEquilibrio

El fundamento del Yoga, como de toda espiritualidad auténtica, es una ética universal. La primera rama de Patanjali, por lo tanto, no es la postura ni la meditación, pero si la disciplina moral (yama). Esa práctica comprende 5 grandes obligaciones.

Juntas, ellas constituyen el gran voto (maha-vrata), que de acuerdo con el Yoga-Sutra, debe ser puesto en práctica independientemente de lugar, tiempo, circunstancia y de la posición social de la persona. La integridad moral es un pre-requisito esencial de la práctica bien-sucedida del Yoga.

El más fundamental de todos los preceptos morales es la no-violencia. La palabra ahimsa es traducida muchas veces por «no-matar». Ahimsa, en la verdad, es la no-violencia en pensamientos y acciones. Es la raíz de todas las otras normas morales.

La veracidad, o satya, es muchas veces exaltada en la literatura ética yogui. El Mahanirvâna-Tantra, por ejemplo, nos dice:

No hay más excelente virtud que la veracidad ni pecado mayor que la mentira. Por lo tanto, el hombre debe buscar refugio en la veracidad con todo su corazón.

La veracidad es la forma del supremo Absoluto (brahman). La veracidad, es sin duda alguna, la mejor de las ascesis. Todos los actos deben tener por fundamento la veracidad.

No-robar, o asteya, conectase de cerca con la no-violencia, una vez que el acto de apropiarse de cosas de valor sin la autorización del propietario es una violencia en contra de la persona de quien esas cosas son robadas.

La castidad, o brahmacarya, es un elemento central de la mayor parte de las tradiciones espirituales del mundo, aunque sea interpretada de maneras diversas. En el Yoga Clásico, es definida, bajo el aspecto ascético, como la abstención de toda actividad sexual, por obras, pensamientos y palabras.

Algunas obras tradicionales, como el Darshana-Upanishad, ablandan un poco la exigencias para los yoguis casados. Además veremos que en la tradición medieval del Tantrismo desarrollase la tendencia de encarar el sexo como algo positivo, lo que revolucionó tanto el Hinduismo como el Budismo.

Bajo el aspecto más general, se piensa que la estimulación sexual interrumpe u obstaculiza la aspiración hacia la iluminación o liberación, en la medida que alimenta el deseo de experiencias sensoriales y en la mayoría de las veces la pérdida de energía vital.

La no-codicia, o aparigraha, es definido como el hábito de no aceptar regalos, pues ellos tienden a generar apego y el miedo de la pérdida. Así, los yoguis son encorajados a cultivar la simplicidad voluntaria. El exceso de bienes materiales solamente sirven para distraer la mente. La renuncia es un aspecto esencial del estilo de vida yogui.